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miércoles, 19 de octubre de 2011

La Cocina


Los elementos suspendidos poseen diversas profundidades, así como una iluminación (generalmente fluorescente, lo que elimina sombras, si bien tiene el inconveniente de cambiar el color de los alimentos), y contienen los escurreplatos, los grifos y los elementos destinados a guardar cubiertos, platos, lencería de mesa y batería de cocina.

La cocina propiamente dicha (de gas, de petróleo, eléctrica, etc.) y el frigorífico, elementos esenciales para la preparación y conservación de los alimentos, suelen estar insertados en las columnas.

La mesita y los asientos (preferentemente banquetas), si no son del mismo material plástico de los demás elementos y de líneas geométricas y funcionales, pueden ser de tipo rústico, ya que muebles de estilo en esta pieza estarían fuera de lugar. Sin embargo, no hay que desechar la colocación de alegres visillos, platos de porcelana estéticamente dispuestos y azulejos ornamentales que contribuirán a conferir a la cocina moderna el aspecto alegre y polícromo, vivo y estimulante que recomendamos.

Como complementos de cocina, citaremos el office, estancia más o menos grande, situada entre cocina y comedor, y destinada al lavado y planchado de ropa, pero que puede contener también la mesa y las banquetas, el frigorífico, un armario alto para la escalera de mano, tabla de planchar, aspirador, etc., una canasta de mimbre o de material plástic» para la ropa sucia, y una luz cenital, a ser posible de las llamadas de «sube y baja», muy cómoda para el repaso de ropa.

Un aparato eléctrico muy útil en las cocinas modernas, indispensable casi en las muy reducidas y mal ventiladas, es el extractor, que eliminará olores, humos y grasas; con o sin campana aplicada, ya sea ésta de obra, de cristal o aneja al mismo aparato y de su mismo material. Deberá comunicar directa o indirectamente con el exterior.

Todo lo indicado tiende a conferir a la cocina una fisonomía propia, vida y personalidad acorde con el ama dd casa, sin olvidar sin embargo, en ningún caso, el imprescindible carácter de funcionalidad que debe poseer.

Cada vez resulta más corriente en las viviendas modernas, sobre todo si sus moradores son una joven pareja, utilizar la cocina, cuando su tamaño lo permite, como comedor, al menos durante las comidas más ligeras, como son el desayuno y la cena.

En este caso, el rincón que se dedica a comedor deberá merecer una atención especial en cuanto a su decoración, ya que sin desvirtuar completamente la total decoración de la cocina, debe tener un carácter especial. Por ejemplo, la mesa debe tener una mayor importancia y no ser tan sólo, una mesita auxiliar.

Una de las esquinas de la cocina puede decorarse con tela de cuadros y poner un banco y una mesa estilo rústico, así como unos vasares iguales. Ello romperá la monotonía de una cocina excesivamente funcional.

Otra versión muy en boga es colocar la cocina y los fregaderos a lo largo de una pared. Unas puertas correderas o de hojas separarán por completo este sector de la cocina, cuyo restante espacio estará decorado como un comedor de línea sencilla y clara. Tanto los niños como los mayores lo utilizarán con gran frecuencia, ya que resulta muy cómodo y al ama de casa le evita trabajo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

La Cocina y la Mujer


Ante la cocina, como ante las tareas domésticas en general, la actitud de la mujer de hoy ya no tiene por qué ser la tradicional de sujección y dependencia exclusiva, pero tampoco se irresponsabilizará en tan importantes materias con pretextos vanguardistas mal enfocados, adoptando actitudes despreciativas y aun hostiles, como reacción al pasado.

Si bien sigue siendo la cocina uno de los feudos femeninos, ya no lo es en modo alguno en su aspecto de vasallaje, ni psíquica ni físicamente. La técnica moderna ha puesto al servicio del ama de casa un sinnúmero de útiles prácticos y aparatos electrodomésticos que facilitan, simplifican y reducen tareas y tiempo.

Arquitectos y decoradores han contribuido a esta evolución, convirtiendo la frialdad e incomodidad de las cocinas de antaño en estancias tan asépticas como acogedoras y cómodas, sin perder por ello ni un ápice de su funcionalidad. Hoy el ama de casa ya no es esclava de la cocina, sino dueña de ella; ya no está reducida sin remisión a la fastidiosa y embrutecedora galera de preparación de alimentos y fregado de platos, repetidas veces al día y todos los días de la vida, sufriendo este destino como una condenación.

Gracias a la técnica, empleará muy breve tiempo en tales tareas, quedando holgadamente libre para cualquier otra suerte de menesteres y aficiones: gracias a las modernas contrucciones y a la decoración, las realizara en una estancia a un mismo tiempo utilitaria y confortable, funcional y bella; y, sobre todo, gracias a una mayor capacitación personal, obtendrá de «su» cocina un placer a ningún otro comparable: el de elaborar con los frutos de la tierra, con arte y sabiduría, para deleite y provecho de los suyos, a quienes nutrirá competentemente de modo sano y equilibrado.

Por lo tanto, el viejo concepto de cocina de ambiente frío, con azulejos blancos, armarios empotrados y útiles impersonales queda desechado incluso en el caso, cada vez menos frecuente, de servicio doméstico contratado.

La cocina, pequeña o grande, reducida exclusivamente a sus funciones específicas o ampliada en el concepto de cocina-comedor o cocina-cuarto de estar (soluciones éstas que ahorran muchos pasos diarios a la mujer, en especial si hay niños de corta edad), estará dotada de mobiliario e instrumentos que permitan realizar las tareas culinarias con el menor tiempo posible y la mayor efectividad; estará construida de tal modo y con tales materiales que aseguren su resistencia y faciliten su limpieza, sin llegar por ello a conferirle una fría asepsia de laboratorio; y estará decorada con alegría y vivacidad para que la permanencia en ella sea fuente de satisfacciones.

Los revestimientos más adecuados para el pavimento y las paredes son los baldosines de mayólica o de gres, o bien los higiénicos laminados plásticos, tratados químicamente para que resistan el calor, el fuego y la humedad, y que son fácilmente lavables.
En cuanto al mobiliario, fijo o móvil, está constituido cada vez con mayor tendencia, según el modo americano, por numerosos elementos que pueden ser adquiridos gradualmente, empezando por los esenciales. 

sábado, 4 de junio de 2011

Las Arvejas amigas de nuestras comidas


El nombre latino del guisante, tal como se lo denomina en la Madre Patria, es "pisum", de donde deriva el francés "pois" y "petit pois" (los más pequeños) muy "coquetamente" utilizados en la cocina desde el siglo XVIII; ahora los obtenemos, preferentemente envasados, fuera de estación.

También del latín "pisum" viene la denominación italiana "piselli" y en España, del catalán "pésol". Se dice que la denominación guisante vendría de los árabes, que le decían "bisant", pasando luego la "b" a "g", y también influida por lo de "guisar" (para los españoles generalidad de "cocinar"), terminó en "guisante".

No obstante, "guisante" no aparece hasta el siglo XVI en castellano; se la llamaba hasta entonces "arveja", que también venía del latín "ervilla", nombre de una legumbre parecida.

Así es que los gallegos la llaman "ervella", y "erveja" o "arveja" en toda Hispanoamérica, la última, nosotros. Según la botánica de Hill, la arveja común (Pisum sativum) es originaria del sur de Europa y su cultivo data de mas de 2.000 años. Era familiar en la alimentación de griegos y romanos aunque no se cultivaron en Europa en gran escala hasta mediados del siglo XVII, según estiman numerosos historiadores.

A América la arveja (o guisante) llegó con los primeros colonizadores. Como todas las legumbres sigue, en importancia para la alimentación, a los cereales; contiene más proteínas que ningún otro producto vegetal y como todos ellos su valor alimentario se acerca más al de la carne. Al igual que otros congéneres, la arveja se caracteriza porque su fruto está contenido en una cápsula (o vaina) que se abre por dos suturas laterales cuando el fruto está maduro (así llegan al ama de casa en esta época, justamente, verdulería mediante); realmente es el mejor momento para utilizarlas en su óptimo sabor y así es cuando se preparan para envasarlas comercialmente y, en algunos casos, domésticamente, pero para ello se debe saber bien su preparación y esterilización.

Cuando las vainas de las arvejas son tiernas es posible, luego de hervidas, cocinarlas, en estos casos tienen una doble utilización en cocina. Hoy se consume universalmente, fresca, envasada "al natural" y seca, pero, sin duda, la que conserva mejor su sabor y aroma es la fresca, la que se desgrana en casa, cuidando, al hervirlas, "no usar nunca bicarbonato" y agregando sal cuando se notan apenas tiernas, al hervirlas o al guisarlas.

Su uso en cocina es ilimitado; desde utilizarlas ya cocidas con huevos batidos para una tortilla, también combinada en ésta con cebolla salteada o con jamón o con ambos, hierbas aromáticas, etcétera, o bien salteadas en manteca; cocidas para una omelette; para integrar el relleno de una cima o galantina o matambre; hervidas y salteadas como guarnición, solas o combinadas con papas y zanahorias; con huevos revueltos; integrante infalible en la popular "ensalada rusa" y en muchas otras ensaladas, salpicones, pâtés, terrinas, pasteles de fuente, empanadas, etcétera.